“En los países en desarrollo las mujeres componen aproximadamente el 43% de la fuerza laboral en la agricultura”, establece el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA.
Desde el inicio de los tiempos se ha creído que el rol de la mujer en la seguridad alimentaria, se limita a la recolección de agua y preparación de alimentos para el consumo del hogar, sin embargo, las mujeres también realizan actividades agrícolas y productivas que quedan invisibilizadas.
En Nicaragua el sector productivo está en manos del 76.7% de hombres en comparación al 23.3% de mujeres, producto de las desigualdades de género en cuanto al acceso de propiedad de la tierra y las dificultades en el acceso a préstamos para las mujeres.
También puede leer: Quererse uno mismo, para querer a los demás.
De acuerdo al IICA, aún no hay datos que cuantifiquen cuántas son las mujeres que se ven obligadas a alquilar la tierra o “ayudan a sus parejas en el sector agrícola” sin recibir un reconocimiento a dicha labor, a pesar de que estas disminuyen el gasto de la producción y potencializan el ingreso de este.
“Las mujeres trabajan en la construcción del patrimonio familiar, pero la mayoría de bienes son propiedad de los hombres", mencionó Selmira Flores, directora de investigación en Nitlapan y facilitadora de ENI Nicaragua.
En la mayoría de los casos estas mujeres siguen asumiendo los roles domésticos y de cuidados, generando una carga a su jornada laboral y disminuyendo las oportunidades de desarrollo personal que les permita potencializarse, dado que, si tuvieran el mismo acceso que los hombres a recursos productivos, los rendimientos en sus granjas podrían aumentar entre un 20 y 30%.