El suelo y el agua son dos elementos necesarios para la producción agropecuaria. Por esta razón “Agua y Agro”, siempre están de la mano. El agua es un elemento indispensable, fundamental para todo organismo vivo, y contribuye en la producción de la tierra y la sobrevivencia del ser humano.
De acuerdo a la historia, la carencia de agua ha sido la causa de la desaparición de civilizaciones y emigración de la población.
Según FAO, 2015. Es un componente fundamental para el desarrollo agrícola y la sostenibilidad ecológica. Pese a que es un recurso natural muy valioso, a menudo no se le presta la debida atención. Los suelos deben ser reconocidos y valorados por sus capacidades productivas y por su contribución a la seguridad alimentaria y al mantenimiento de servicios ecosistémicos fundamentales.
Sin embargo, el uso y manejo que se le brinde puede afectar significativamente a la cantidad y calidad de agua disponible en una cuenca. Actividades inadecuadas como deforestación, avance de la frontera Agrícola, ganadería extensiva, el poco interés de proteger fuentes de agua y zonas de recarga. Aumentan el deterioro del suelo y alteran de forma directa el balance hídrico.
Los suelos están amenazados por la intensificación y uso competitivo con fines forestales, agrícolas, ganaderos, industriales y de urbanización.
En Nicaragua, la agricultura es la principal actividad económica, es un país cuya actividad económica principal, proviene de la agricultura. La mayor parte de la población vive de la tierra. Los rubros que se cultivan son: el maíz, los frijoles y el arroz, alimentos principales de los nicaragüenses. Se cultiva también caña de azúcar, ajonjolí y café; algunos agricultores combinan la agricultura con la ganadería.
La degradación y sedimentación por actividades agrícolas, degrada la capa fértil del suelo, erosiona el suelo, disminuye la capacidad de almacenamiento de agua en suelo. Y conduce a altos niveles de turbidez del agua por el arrastre de sedimentos en el suelo.
El buen manejo del suelo es clave para el desarrollo agrícola, es importante conocerlo y conservarlo. Por esto debemos trabajar bajo el enfoque conservacionista, realizando obras de conservación de suelos y agua, promover la rotación de cultivos, sistemas agroforestales, mantener cobertura vegetal y utilización de prácticas agroecológicas que contribuyan al aumento de contenido de la fertilidad del suelo.
Por ende, la mejora de los procesos de infiltración contribuye a mejorar la capacidad de almacenamiento de agua en los acuíferos.
La población debe estar clara y consiente de la importancia de desarrollar acciones encaminadas a restaurar, proteger y conservar nuestro recurso hídrico. No solo viendo el agua para consumo humano, si no para la mejora de medios de vida, fuente para el desarrollo económico local y mejora ambiental. Trabajar bajo un enfoque integral del recurso hídrico es esencial para la población.
Se exhorta a la población en general, comunidades, Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS), agricultores, ganaderos, empresas privadas, actores locales y municipalidades a disponerse a trabajar en la protección y conservación de zonas de recarga, fuentes de agua y otras acciones encaminadas a la mejora de cuencas que mejoren los medios de vida y salud de sus municipios.
El Servicio de Información Mesoamericano para la Agricultura Sostenible (SIMAS), Por su parte promueve procesos de capacitación y asesoría a CAPS para la Gestión Sostenible del Recurso Hídrico.