“Diferentes estudios psicológicos mencionan que los trastornos de personalidad cuando se llega a la adultez, se deben a carencias afectivas no atendidas en la infancia, además de la violencia sexual y física vivida a temprana edad...” deja ver Sayira Salas Delgadillo en una entrevista entregada en tres partes y de las cuales, se han publicada dos en este sitio Web. La licencia Salas Delgadillo está muy enfocada en detectar parte de los arrastres que se traen de la niñez.
Ella aboga por evidenciar cuáles son esas heridas traumáticas que de una o de otra manera, están bloqueando nuestra actitud positiva. En base a su dedicación, averiguaciones y de revisión de investigaciones sobre el maltrato, abuso y déficit de atención a la niñez, quiere dejar en claro, la urgencia de reflexionar sobre este tema. Los arrastres de traumas sufridos a causa del maltrato de sus progenitores, de segundas personas y del entorno en el que se crece, muchas personas no están conscientes de su situación. Para poder sanarse, es necesario identificarlas y de vincularlas con su proceder y poder desintoxicarse de todas estas emociones negativas.
No repetir patrones violentos en el seno familiar
“Todos los traumas no resueltos, se manifiestan en edades posteriores en la vida de las personas dañando las distintas áreas emocionales. El tiempo solo hace que se adapte a vivir con dolor, pero no quita el dolor ni las limitaciones a ser feliz. Esta es una de las consecuencias del deterioro cognitivo expresada de cuando se es una persona adulta...” expresa Alba Roni en su sitio WEB Desarrollo Humano, en donde expone uno de las primeras heridas arrastradas desde la infancia y advierte que, “ a veces queremos tener una relación bonita, pero la saboteamos constantemente, sin reflexionar que podemos estar repitiendo patrones de nuestros padres. ¿Qué fue lo que vivimos en nuestro hogar desde nuestra infancia, que fue lo que miramos como “normal”? aporta la psicóloga Roni.
¿Cómo identificar este deterioro cognitivo?
Se entiende por desarrollo cognitivo a la habilidad de aprender y recordar información; organizar, planear y resolver problemas; concentrarse, mantener y distribuir la atención; entender y emplear el lenguaje, realizar cálculos, entre otras funciones. Quien ha sufrido de maltratos no logra concordar el sentido del pensamiento con su actitud, al contradecirse entre lo que piensa y lo que hace. Esto desconcierta a quienes le rodean y como es quien lleva la comida a la casa, es el jefe de familia o la única persona que trabaja en la familia, le excusan sus humillaciones y abusos de poder, al decir: – Es que él es así, mal humorado pero en el fondo es un buen padre.
Otras personas, en el mejor de los casos, muestran dificultad para concentrarse, prestar atención, son confusas y no se sabe a qué atenerse con ellas. Estas personas tienen dificultad para orientarse en el espacio, pierden la memoria o se olvidan de ciertas cosas, nombres, fechas y en el peor de los casos, volverse una persona tóxica.
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Causas del maltrato y sus consecuencias ¿Por qué soy así?
“Las causas del maltrato físico, psicológico y sexual, se vinculan a una cultura violenta, tradicionalmente aprendida en nuestras familias, donde el maltrato se reproduce para posicionar la autoridad de la persona agresora, quien en la mayoría de los casos son hombres...” analiza Brenda Alaniz a cargo del Área de Género del proyecto Tecnología para la Gestión Sostenible del Recurso Hídrico.
Esclarece y complementa la licenciada Alaniz que “lamentablemente la sociedad normaliza y justifica la reproducción de la violencia, asumiendo que la víctima provoca al agresor. El maltrato físico, psicológico y sexual, está presente en todas las clases y estructuras sociales, pero en mucho mayor grado en las situaciones de vulnerabilidad, de pobrezas, abandono, familias inestables, disfuncionales o que las parejas no se llevan bien y siguen juntas, una queriendo dominar a la otra, con situaciones de abusos de alcohol y drogas y de relación con grupos marginales. Las mujeres también pueden ser causantes de maltrato físico y psicológico, sobre todo cuando han sido maltratadas en su infancia o han tenido relaciones de pareja conflictivas. Canalizando su ira, su dolor, sus decepciones y desengaños, su vivir en zozobra en sus hijas y en sus hijos a cargo...”.
Salas Delgadillo ha venido identificando cinco de las causas más frecuentes con sus consecuencias en la atención con menores y que sigue de cerca, por los casos de atención que maneja, que describen ciertas causas y su reflejo en la actitud en las mujeres. En una investigación publicada por Evolución
Consciente “7 heridas emocionales de la infancia que nos acompaña cuando somos adultos” la licenciada Salas Delgadillo encuentra que, estos análisis le aportan muchos elementos en la Atención a Víctimas de Violencia de Género y de Autocuido en la Universidad Evangélica de Nicaragua, UENIC.
Causa uno: Educar con golpes
Una de las creencias negativas de la educación en la familia es que, con el palo se educa. Como la criatura no recibe demostraciones de cariño, ni dedicación en su aprendizaje, cae en el desencanto y enojo con su mamá o su papá, y responde con desobediencia para llamar la atención. Pero, en vez de recibir abrazos, mimos, orientaciones del porqué de las cosas, el papá o la mamá recurre a los fajazos y golpes como un llamado de atención o de castigo. Así crece pensando que fue de ella la culpa y que esta forma de educar y formar es aceptable y normal, entonces pasa de víctima a victimaria.
Causa dos: Dejar a las criaturas sola o mal encomendada
Muchas mujeres sufren de miedo al abandono, originado de cuando la dejaron sola por mucho tiempo, o quedó bajo el cargo de sus hermanas y hermanos mayores o de un familiar, y que no respondieron a su necesidad de compañía, ni de la atención con ternura. Por lo contrario, vivió abusos o maltratos. Así viene desarrollando esa inseguridad y sufre de alteraciones emocionales con un miedo profundo de ser abandonada o lastimada nuevamente.
Causa Tres: Trato desigual entre las niñas y los niños
Cada persona desde temprana edad desarrolla la capacidad de evaluar cuando los mayores no le dan un trato igualitario de niña o de niño. Este déficit de atención conjugado en un ambiente injusto y de maltrato, las criaturas llegan a pensar que no se merecen la atención de las demás personas y crecen con baja autoestima. Ya de adulta, sentirá inseguridad o criticará por todo o por nada. Es una persona pesimista de la vida. Otras mujeres desarrollan desconfianza de quienes le rodean, hasta tendrá dificultades para establecer relaciones de amistad o de pareja, pues en su interior piensa que todo el mundo la trata mal.
Causa cuatro: No cumplir las promesas o mentirle
Cuando hacer promesa que no se cumplen y las mentiras de sus mayores, se vuelven común, crea inseguridades y falta de confianza, que sumado a la humillación, crecer en ambientes de burla, de descalificación en la escuela, en la casa y el lugar en donde se vive, se reflejará en actitudes negativas, tóxicas o de baja autoestima.
Causa cinco: Cuando el temor se detiene con regaños
Muchas niñas y niños muestran temor a lo desconocido, a la oscuridad, a lugares raros, sustos y gritos por los truenos, al agua... y su mamá y su papá lejos de consolarles con paciencia, arrullarles, comprender este comportamiento y explicar el porqué de las cosas, lo arreglan con regaños, calificándolo de cobardía o de menosprecio y que sólo son babosadas. Por este deficit de atención, la niña y el niño crecerán con inseguridad, que de mayor se expresará en un miedo al cambio. Todo porque su mamá o su papá no le tuvieron paciencia, ni le explicaron el porqué de las cosas.
Las memorias de la infancia marcan de alguna manera el resto de nuestras vidas y tanto la mamá y el papa deben estar atentos a estos tratos y sus consecuencias. Aunque nunca habrá una mamá ni un papá perfecto, se vale tratar de ser la mejor persona posible, de poner en práctica tratos más justos, tolerantes para mantener un ambiente cálido en la educación familiar y de no recurrir a los regaños violentos denigrantes. La falta de confianza, de inseguridad en sí mismas, producto de tanta violencia psicológica limita a las mujeres expresar lo que piensan, tomar decisiones, participar en espacios públicos. Adoptando fácilmente las relaciones de sumisión y abuso de poder. Algunas personas llegan a sentirse no merecedoras de la felicidad y el bienestar.