Realidades de las mujeres rurales en medio de la pandemia.
Roberto Vallecillo • Joven acarreando agua hacia su comunidad

Las sociedades a nivel mundial, son consideradas núcleos de riesgos, donde se ven afectadas las relaciones interpersonales en la familia, la comunidad y la sociedad en general. Las afectaciones de una pandemia son vividas de forma diversa por mujeres y hombres; de hecho en el Informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, expresa que las pandemias empeoran las desigualdades a las que ya se enfrentan mujeres y niñas.  Esto se traduce a una sobre carga de los trabajos domésticos y de los cuidados del hogar, donde hay integrantes con afectaciones generadas por el virus o bien una mayor evidencia de situaciones de violencia domestica sufrida en el hogar por la convivencia con el agresor, comenta el Lic. Sergio Hernández, antropólogo social y abogado.

En caso de los hogares  donde el virus aun no afecta la dinámica cotidiana, las mujeres deben salir a realizar sus actividades comerciales producto de sus labores agrícolas, enfrentándose al miedo constante de ser contagiadas, afectando el bienestar emocional de las mujeres y exponiéndose con mayor probabilidad a adquirir el virus.

Las mujeres que se enfrentan a una dinámica económica de subsistencia y de mayor riesgo latente, suelen sufrir diversas discriminaciones, misma derivadas de los divorcios y desacuerdos sociales, contemplados en las relaciones vecinales, donde se evidencian estatus económicos diferenciados, entre quienes tienen posibilidad de no salir de sus casas y quienes se ven obligadas a dejar de lado el confinamiento.

Desde las diferentes posibilidades economías, se da paso a una estigmatización hacia las mujeres que deben salir de sus hogares; ya que se les comienza a señalar por ser aún más sospechosas de ser portadoras del virus en sus comunidades. De este modo las discriminaciones multidimensionales se basan en un determinismo geográfico rural, una condición económica desventajosa, un ejercicio de la economía popular y de subsistencia e incluso probables niveles educativos no completados, es decir las mujeres viven diferentes situaciones de violencia en todas las escalas sociales.

Las percepciones sociales gestadas al momento que una persona se percata que alguien de su entorno puede ser un potencial portador del nuevo virus, se modifican, al grado de cambiar la empatía por discriminación. Por ello es clave tener mayor empatía hacia estas mujeres que ejercen la economía de subsistencia, desaprendiendo los estereotipos, informándonos asertivamente acerca de la dinámica de la pandemia y sus sentidas afectaciones, donde los análisis de las propias realidades locales.

El panorama latinoamericano y nacional, responde a una realidad situada distante de los escenarios europeos, no siendo posible aplicar medidas extremas de confinamiento, sino adecuarse a una nueva realidad donde no se perjudique la estabilidad familiar de quienes integran la economía popular y sobre todo evitando las intersecciones de violencia hacia la mujer en este contexto de pandemia.


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